Poema del sábado: Fadwa Tuqan

Después de sumergirme en en las llanuras de la estepa castellana, donde reina el padre Duero, y donde tantas voces queridas resuenan por entre sus orillas, este sábado una voz de mujer que se alza hermosa sobre los odios de la tierra.
La decadencia de visión occidental de la identidad humana y de  nuestra función en el mundo que impregnaron nuestra vida cotidiana-como nos recordara George Steiner- ha dejado un inmenso vacío que tenemos que llenar.
Los sufrimientos de los pueblos y de los seres humanos, los fanatismos de todo tipo, nos abocan a la búsqueda de nuevas soluciones y de nuevos valores que sustenten nuestro ser en el mundo.
En este momento de la humanidad hay hambre de ser, hay hambre de repuestas que den soluciones al vértigo incesante de un mundo que se hace, cada vez, menos comprensible y más vulnerable.

Feliz sábado.


Fadwa Tuqan (Imagen procedente de www.poesiaarabe.com)

 

OLVIDÁNDOME

¡Cómo he penetrado en el corazón de la vida
y he recorrido cada dirección!
Me he divertido,
He cantado
En las fuentes de la juventud.
Dame mi copa
Y beberé con ansia
Hasta ausentarme del alegre mundo
Que tanto me ha decepcionado.
En su regazo están mi dolor
Y mi desgracia.
He huido del
Mundo de mis sentimientos
Y he danzado con
La agilidad de los pájaros
Y una risa loca. Luego, desde
Las profundidades de mi desesperación,
Una llamada sacude mi espíritu
Y en secreto amenaza:
“No escaparás.
Estoy aquí.
No hay escapatoria
Ni refugio”.
La sombra de la roca negra traza
Figuras deformadas.
En vano intento retirarla,
En vano pretendo huir.
No hay escapatoria.

¡Cuánto he explorado la tierra de
la desgracia!
He aspirado el elixir del consuelo
En la miseria de los prisioneros como yo,
Prisioneros del destino.
He penetrado entre la gente,
Donde están las tragedias
Y las lágrimas,
Donde los látigos silban y caen
Sobre los rebaños humanos,
Sobre las espaldas desnudas
Y los humillados cuellos,
Donde los dóciles esclavos
Huyen en grupos
Hundiéndose en lágrimas,
Sangre
Y sudor.
Continué: busqué consuelo
Para la desgracia
Pero no hay escapatoria.
La maldición de la negra roca
Nació conmigo
Para ser mi sufrimiento.
Muda,
Pegada a mí,
Su sombra sigue los pasos de mi vida.
Mira cómo se ha instalado
Con su arrogancia
En mi pecho.
¡Déjame!
No podemos vencerla.
Las cadenas de mi prisión no se romperán.
Mi espíritu permanecerá
Cerrado
Y yo seguiré solo
En la lucha.
Solo
Con el intenso dolor,
Con el tiempo,
Con el destino.
Solo
Con esta roca negra
Aplastándome.
No hay escapatoria.

 

Fadwa Tuqan, poetisa palestina. Educación:Universidad de Oxford.

Nablus, 1 de marzo de 1917 – 12 de diciembre de 2003.

(Del poemario”La encontré”,1957). Traducido del árabe por María Luisa Prieto

[Selección del texto y comentarios: José Baena Rojas]

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